viernes, 27 de abril de 2012

El nuevo rol del Estado en las fronteras de América Latina y el Caribe


Palabras Claves: Globalización, Estado, Integración, Desarrollo, Políticas Públicas.

Resumen: La aparición de la Globalización como fenómeno y la introducción de nuevos mecanismos de integración en América Latina y el Caribe, suponen para el Estado una nueva concepción y adaptación a las realidades de sus fronteras. Alcanzar el desarrollo como meta principal supone el empleo de las herramientas institucionales para el logro de sus objetivos así como salvaguardar la identidad propia, la soberanía y la seguridad de su territorio muy a pesar enfrentar nuevos flagelos como el narcotráfico y la violencia que han encontrado en estos espacios tradicionalmente desasistidos el clima ideal para su accionar.

Keywords: Globalization, State, Integration, Development, Public Policy.

Abstract: The appearance of globalization as phenomenon and the introduction of new mechanisms of integration in Latin America and the Caribbean, pose to the State a new conception and adaptation to the realities of their borders. Achieve the main goal of development is the use of corporate tools for achieving its objectives and to safeguard the identity, sovereignty and security of its territory in spite confront new scourges such as drug trafficking and violence found in these spaces traditionally disadvantaged the ideal climate for their actions.

Introducción:

Las dinámicas originadas a raíz de procesos globales y regionales han tenido repercusiones en las definiciones fronterizas así como en las relaciones entre el Estado y la sociedad, obligando a las distintas instituciones y organizaciones a redefinir sus actividades a fin de afrontar los nuevos retos que estas traen consigo.

A lo largo de la historia reciente en especial en América latina y el Caribe, las fronteras están pasando de ser simples espacios o barreras de poder y control de la soberanía de los Estados para convertirse en espacios de desarrollo, integración y cooperación con las naciones vecinas. Son muchos los cambios sociales, culturales, políticos y económicos que han impulsado una nueva concepción de las fronteras como polos de integración.

Al respecto Montalvo (2006) establece que “bajo una perspectiva holística, las fronteras son mas que sólo espacios económicos y el desarrollo de alianzas entre intelectuales y la academia en general, permite develar todo el peso de los procesos identitarios, sociales y culturales entre los pueblos. Nuestros países no pueden aplazar mas la construcción de una buena vecindad, son múltiples los imperativos que abocan por ello, no solo por los intereses comunes  que los congregan sino por la importancia estratégica que tiene la integración para el desarrollo”.    

Bajo esta premisa y necesidad imperante de los pueblos, el Estado está en el deber de abocarse dentro ese proceso de innovación y transformación institucional que exige el proceso de desarrollo, a complementar sus funciones dentro de una visión global y a transformar sus instituciones a fin de adaptarlas a las nuevas realidades y necesidades en especial en los espacios fronterizos como ejes de la integración regional.


Las transformaciones globales y la nueva concepción de las fronteras

A raíz del fenómeno de la Globalización y de los múltiples avances tecnológico y cambios sociales, culturales y políticos,  la humanidad comenzó una nueva etapa en la búsqueda de mejores condiciones para desarrollar sus pueblos y ciudades, gestándose especialmente el Latinoamérica y el Caribe procesos de integración a fin de mejorar las condiciones de vida sus ciudadanos y poder competir en bloques ante las naciones desarrolladas.

Efectivamente, la globalización económica ha sido vista como el factor principal causante de la de-territorialización del Estado y se asocia con el derrumbe de las fronteras (Newman 1999). El Estado experimenta una re-configuración espacial significativa al mismo tiempo que la soberanía se debilita debido al establecimiento de una supranacionalidad global y formas intra-regionales de organización territorial y espacial (Kirby 1999).

En este contexto, el concepto de frontera como un simple espacio de conflicto, de paso, de representación emblemática, de relación con la nación vecina, de soberanía, identidad propia y de seguridad nacional pasa a ser como la define Nweihed, K. (1990) “Una franja potencialmente habitable por un conglomerado humano, perteneciente a dos nacionalidades distintas, pero que se hayan en el espacio compartido frente a unas realidades objetivas que tienden a la creación de un subsistema común en que además de conservar cada quien sus características de su identidad origen, se agregan otras características híbridas que son el producto inmediato y necesario de la vecindad”.

La función de las fronteras ha pasado a ser de facilitador del proceso de integración y cooperación en el marco de un proyecto global de integración regional o supranacional. Es evidente, entonces, que los cambios y transformaciones mundiales están afectando la estructura territorial del Estado y sus componentes. Esto conlleva particularmente al cuestionamiento del rol del Estado – nación como contenedor del poder, la validez de la idea de la soberanía y la validez de los conceptos afines, tales como territorialidad, identidad, fronteras entre otros (Newman 1998) citado por Linares (1999).

Destaca en la nueva concepción de las fronteras su papel de facilitador de los nuevos procesos de integración que se están gestando como la herramienta esencial para el desarrollo de los pueblos latinoamericanos luego del fracaso del modelo de industrialización imitado de los países desarrollados los cuales no tomaron en cuenta las realidades locales de estos países de la llamada periferia. Al respecto. Prassi (1999) sugiere que la nueva perspectiva en estudios de frontera debe identificar lo fronterizo como un proceso social y de discurso más que la resultante del establecimiento de líneas.

Los recientes procesos de integración en Latinoamérica y el Caribe (ALBA, MERCOSUR, UNASUR, CELAC) dan muestra de la necesidad imperante de cooperación de los pueblos en la búsqueda de mejores condiciones de vida para los ciudadanos, desarrollo de sus economías y reducir la dependencia de patrones ajenos a las realidades latinoamericanas, resaltándose en ellos la premura por perfeccionar mecanismos que permitan a sus fronteras convertirse en espacios territoriales idóneos para el logro de sus objetivos.


Un Estado más activo

Los cambios en la geopolítica internacional de las últimas décadas, han transformado la realidad de muchas naciones. América Latina y el Caribe como referentes  de sociedades con vestigios aun del colonialismo, buscan emerger dentro de sus altos índices de pobreza y desigualdad hacia un mundo de cooperación, integración y desarrollo.

La democratización de los Estados latinoamericanos ha sido la piedra angular en el nacimiento de los auténticos procesos de integración que se están gestando en estas latitudes. Cuando varios países se proponen una “integración verdadera”, es decir, una integración que va más allá de la simple liberalización del comercio recíproco (integración comercialista) para alcanzar estadios más profundos, es evidente que los países comprometidos no podrán transitarlos sino profundizar también sus regímenes democráticos. Como bien señala Vacchino (2002), las primeras décadas de la integración en América Latina puso en evidencia que no existen autenticas posibilidades de iniciar y mucho menos de profundizar un proceso de esta índole cuando en él coexisten regímenes totalitarios y democráticos.

La corrupción y sobre todo la violencia son características que se observan en todos los Estados de América Latina y el Caribe desde los primeros años de la historia de sus independencias y más adelante durante la formación de los Estados-Naciones. Es algo muy cierto en Colombia, México y Centroamérica son piezas claves donde el narcotráfico se ha gestado principalmente en los espacios fronterizos como espacios idóneos para trasladar sus productos hacia el llamado gigante del norte (Estados Unidos). El reforzamiento militar de estas regiones no basta como solución, requiere de la presencia del Estado en todos los ámbitos y de la coorperación con las naciones vecinas.

Otro aspecto a resaltar en cuanto a un papel más activo del Estado en las fronteras reside en la participación de las comunidades en el diseño, implementación y ejecución de las políticas públicas. Los pocos procedimientos de democracia participativa contenidos en las constituciones recientes de América Latina y el Caribe están en deuda con las regiones fronterizas, la descentralización como elemento importante de esta democracia participativa ha sido objeto de análisis debido a sus virtudes y debilidades. Tal vez el reforzamiento de la capacidad de las regiones y gobiernos fronterizos coadyuve a mejorar las condiciones de abandono y desigualdad.

Se considera en el proceso de la promoción de la  participación que las instituciones públicas estatales son el mejor marco para promover a través de los programas de educación la idea de la responsabilidad social compartida. El hecho es que todos participemos en este nuevo y dinámico proceso de globalización, por tanto el enfoque de los programas de educación debería intentar ser lo más crítico posible para que el propio ciudadano no tuviera la sensación de recibir un servicio público (por ejemplo utilizando las nuevas herramientas de la sociedad de la información) sino de participar activamente en ese proceso de globalización e integración sintiéndose “parte” de él. (Gourdon, H. 2007).

Una de las misiones claves encomendadas al Estado en los procesos democráticos, está dada por la panoplia de políticas públicas de desarrollo económico, cultural y social que se pueden proponer y ejecutar para la integración de todos los actores que hacen vida en las fronteras. Destacar los beneficios y el aporte de cada uno pasa por establecer normas y reglas claras que conlleven al beneficio de todos por igual. Los textos constitucionales de los países latinoamericanos y del Caribe aunque mayormente expresan la voluntad de resolver la problemática de sus ciudadanos, no cuentan con las normativas e instrumentos institucionales para concebir estos cambios.

Un aspecto que preocupa al Estado y la sociedad en general está referido a la posible pérdida de soberanía a raíz de los nuevos procesos de integración y Globalización y el papel de las fronteras como contenedor y resguardo  de esta soberanía. Al respecto, la soberanía del Estado debería representar en sus actuaciones externas el propio interés de cada sociedad nacional al servicio del interés común de sus ciudadanos. La soberanía del Estado debería dar respuesta a la pregunta de dónde queremos llegar en tanto que partes de un nuevo proceso global, el cual carece de liderazgo unilateral (al menos desde un punto de vista institucional). Frente a esta ausencia de gobierno global, los Estados son los que están llamados a buscar nuevas fórmulas de cooperación internacional que eviten el riesgo del laisser-faire (dejad hacer, dejad pasar) dentro de un proceso que afecta directamente a los ciudadanos. (Gourdon, H. 2007).

Por último la Gobernabilidad entendida como la capacidad de un gobierno para obtener, en el seno de asambleas representativas, una mayoría que transforme en leyes los proyectos de su iniciativa, juega un papel importante en la nueva concepción del Estado en sus fronteras. Así como se reconoce que la capacidad de emitir políticas públicas está sujeta a condiciones más complejas, también se debe reconocer que sin esta gobernabilidad, su implementación resulta imposible. El nuevo rol debe vislumbrar un dinamismo  más efectivo en las regiones o espacios fronterizos en la búsqueda de un consenso que permita la cooperación e integración con los pueblos vecinos en pro del desarrollo en conjunto, pero sobre todo conservando las identidades propias de estas regiones, su cultura y costumbres.


Conclusiones
América Latina y el Caribe están afrontando un cambio revolucionario que tiene repercusiones en todos los pueblos y que invita a repensar sobre el nuevo papel de Estado haciendo énfasis en las fronteras como facilitador de los procesos de integración y cooperación transfronterizos. Las nuevas estructuras de la Sociedad Internacional con la creciente participación de nuevos actores, necesita reformarse para confrontar los nuevos desafíos del proceso de globalización. Sin embargo, en este nuevo escenario de cambio dinámico, el balance entre las ineficiencias del sistema institucional y los riesgos derivados de una ocasional pérdida del papel del Estado, lleva consigo a reflexionar sobre las nuevas amenazas internas y externas que ponen en peligro la coexistencia del Estado y la sociedad en las fronteras.
La transformación del Estado es, sin duda, prioritaria, sin embargo se debería recurrir a la imaginación, a herramientas coherentes y participativas que permitan la evolución y no la destrucción del Estado a así evitar consecuencias no deseadas. La soberanía del Estado y su aparato institucional debe concebirse como un instrumento que permita el desarrollo de las sociedades y su coexistencia en un mundo donde las fronteras están dejando de ser simples espacios de paso y donde se delimita el territorio con otras naciones.
La legitimización del Estado moderno pasa por canalizar los intereses y necesidades de los ciudadanos dentro los constantes procesos de cambio a nivel global y regional que se están gestando, las debilidades mostradas por las instituciones de los Estados latinoamericanos y del Caribe llevan a considerar interrogantes que deben analizadas por los gobiernos y las sociedades. Las fronteras como ejes para la integración y el desarrollo y espacios tradicionalmente abandonados, deben ser pieza primordial en el engranaje y la exploración de nuevas ideas y soluciones que permitan mejorar la calidad de vida de los pueblos.  

Referencias bibliográficas:
BRADSHAW, R. y LINARES, R. (1999) Fronteras, una visión teórica en el período contemporáneo. Aldea Mundo Nº 4. Universidad de los Andes. Mérida, Venezuela.

KELLY, J. (2003) Políticas públicas en América Latina, teoría y práctica. Ediciones IESA, Venezuela.

MASSAD, C. (1989) Integración, una nueva estrategia. Revista Integración Latinoamericana Nº 142.

LINARES, R. (2006) Globalización, Integración regional, Fronteras y movimientos laborables. Cuaderno sobre Relaciones Internacionales, Regionalismo y Desarrollo. Venezuela.

QUENAN, C. y VELUT, S. (2011) Los desafíos del Desarrollo en América Latina, dinámicas socioeconómicas y políticas públicas. Instituto de las Américas. Francia.

RODRIGUEZ, H, MORALES, J y MORALES L. (2008) Las fronteras de América Latina: Dinámica, procesos y elementos para su análisis. Universidad del Zulia, Venezuela.



lunes, 16 de abril de 2012

Políticas para la prevención y seguridad ciudadana; cuando la delincuencia rebasa las capacidades del Estado. II Parte


Una gobernabilidad democrática sólida y legítima tiene que ser capaz de atender y articular los intereses de la población, coordinar esfuerzos entre todos los actores de la sociedad y abrir canales de compromiso y participación ciudadana como condición necesaria para enfrentar con éxito los inquietantes desafíos sociales.

La disponibilidad de la data de la violencia en Venezuela es deficiente, los cuerpos de seguridad son reacios a la hora de exponer ante los ciudadanos las cifras de hechos violentos, la razón es obvia, las cifras son tan alarmantes y preocupantes que desprestigian la capacidad del gobierno en velar por la seguridad y tranquilidad de los venezolanos. Además son pocas las tribunas desde las cuales los ciudadanos pueden elevar su clamor, ante un problema más que evidente. El tema de la violencia en Venezuela ya no ocupa solamente al gobierno, los ciudadanos tienen que comenzar a organizarse.

La inseguridad en Venezuela se ha convertido en el principal reto para el Estado y para una sociedad que deben entrelazar esfuerzos a fin de lograr una estabilidad social y política que permita enrumbar al país al cumplimiento de las metas de desarrollo humano. Establecer una receta o guía para evitar ser víctima de la delincuencia en Venezuela no es una tarea fácil, pasa primero por examinar las múltiples y variadas gamas de modus operandi de los delincuentes para cometer sus delitos, la creatividad con las que cometen hechos criminales lleva a considerar aspectos no tomados en cuenta hace décadas. Otro factor a revisar es la ausencia de políticas integrales de prevención en las cuales la ciudadanía participe en el diseño, implementación y evaluación de estas medidas, no como un mero espectador, sino como copartícipe, haciendo valer su derecho constitucional y moral.

Luis Cedeño, Director de la Asociación Civil Paz Activa, establece que “El triángulo del delito, donde sus tres vertientes: la victima, el victimario y el entorno o lugar donde se desarrolle el delito, son factores primordiales para que el delito se perpetué. El enfoque para que este triángulo no se ejecute está en la prevención. No nos interesa que se roben el vehículo para buscarlo luego, nos interesa evitar que se lo roben y esto se hace a través de un análisis científico de estos tres factores y luego considerar cual de ellos atacar”.

La mayoría de las personas piensan que su hogar es el lugar mas seguro, y suelen creer que al estar allí dentro se encuentran resguardados, pero la realidad es otra. Los robos a viviendas son muy frecuentes, y pueden ocurrir en cualquier momento del día, tanto con la casa vacía, como con sus habitantes adentro. Hay ciertas medidas de seguridad que se pueden tomar para disminuir el riesgo de que la seguridad de su hogar sea violentada. Una tarea fácil de aplicar y que no requiere una inversión de dinero es aplicar el sentido común, tenemos que dejar de ser incrédulos y saber que el delincuente está allí, acechando donde uno menos lo espera. Tener malicia al salir a la calle y confrontar la serie de actividades de un ciudadano normal, pero tomando las precauciones para no ser objeto de la delincuencia.

Aprender de lo que ocurre es una recomendación válida, existen muchos casos conocidos, otros que se reflejan en los medios, narraciones de amigos, vecinos, o en las redes sociales. Estas experiencias sirven para configurar una enseñanza que es necesario compartir con hijos, familia y amigos para tratar de no encontrarse en una situación de esta naturaleza. Exponerse menos, evitar sitios donde pueden ocurrir hechos violentos como aquellos donde se consume licor, salir a la calle sin ostentar prendas, sin mucho dinero en efectivo, observar detenidamente en los alrededores al llegar a casa y dar varias vueltas antes de estacionar su auto, son recomendaciones que de alguna manera contribuyen a eliminar el foco u objetivo del delito.

Una tarea primordial en familia es la discusión sobre medidas preventivas del delito, esta actividad se ha convertido en una necesidad y un deber para los padres. Establecer protocolos de conducta de acuerdo al riesgo, en el colegio, en el trabajo y sobre todo en horas nocturnas, deben acoplarse en las conversaciones que se realizan en el hogar. Hay que conocer con quien comparten sus hijos y los lugares que frecuentan.

Es recomendable evitar transitar por lugares con poco alumbrado o poca afluencia de personas, difícil en ciudades con pésimo servicio de alumbrado público, pero válida la medida. Los cuerpos de seguridad están enfocados en atacar el problema una vez se comete y no en evitar que este suceda. Los delincuentes desplazan sus delitos y sus modus operandi. En los últimos años el hampa se ha vuelto más predadora, han bajado los delitos menores y se han incrementados los más violentos. Se han reducido delitos como el robo y el hurto, pero se ha elevado de manera exponencial el secuestro en el país ya que este delito supone un ingreso sustancial de dinero para los malhechores.

Otra medida para que la sociedad participe en la prevención del delito es la configuración de redes las cuales pueden ser establecidas con otras comunidades, a través de las redes sociales, de mensajería de texto, estableciendo alarmas que indiquen o espanten al delincuente cuando se tenga sospecha o esté cometiendo un delito en el sector. El aprovechamiento de las herramientas tecnológicas de la actualidad es primordial para el intercambio de información que nos permita sentirnos más seguros.

En fin, son innumerables las medidas de prevención que como sociedad se pueden implementar, tomar conciencia de que el problema existe y que cobra a diario vidas y crea traumas difíciles de corregir, es fundamental si se quieren reducir los altos índices de inseguridad que colocan a Venezuela como uno de los países de mayor violencia, muy a pesar de no tener un conflicto bélico, paradoja esta que nos lleva a reflexionar sobre la gravedad de la situación y de lo que les espera a las generaciones futuras.

El peso de las sociedades en las democracias actuales tiene que transformarse en una herramienta de cambio, el rol a jugar en los actuales momentos de crisis social exige una reacción por parte de una sociedad que parece inerte ante la arremetida de la violencia. No se puede convivir en una sociedad con miedo, se tienen que tomar medidas urgentes y estas comienzan con el establecimiento de estrategias de prevención del delito que permitan disminuir considerablemente la exposición de los ciudadanos a ser objeto de la acción del hampa. La prevención es una necesidad imperante en los actuales tiempos ante la incapacidad de un Estado para atacar en forma integral el complejo problema de la inseguridad y brindarle a la sociedad venezolana la tranquilidad y seguridad que por derecho le pertenece.