Una
gobernabilidad democrática sólida y legítima tiene que ser capaz de atender y articular
los intereses de la población, coordinar esfuerzos entre todos los actores de
la sociedad y abrir canales de compromiso y participación ciudadana como
condición necesaria para enfrentar con éxito los inquietantes desafíos sociales.
La disponibilidad de la data de la violencia en Venezuela es
deficiente, los cuerpos de seguridad son reacios a la hora de exponer ante los
ciudadanos las cifras de hechos violentos, la razón es obvia, las cifras son
tan alarmantes y preocupantes que desprestigian la capacidad del gobierno en
velar por la seguridad y tranquilidad de los venezolanos. Además son pocas las
tribunas desde las cuales los ciudadanos pueden elevar su clamor, ante un
problema más que evidente. El tema de la violencia en Venezuela ya no ocupa
solamente al gobierno, los ciudadanos tienen que comenzar a organizarse.
La inseguridad
en Venezuela se ha convertido en el principal reto para el Estado y para una
sociedad que deben entrelazar esfuerzos a fin de lograr una estabilidad social
y política que permita enrumbar al país al cumplimiento de las metas de
desarrollo humano. Establecer una receta o guía para evitar ser víctima
de la delincuencia en Venezuela no es una tarea fácil, pasa primero por
examinar las múltiples y variadas gamas de modus operandi de los delincuentes
para cometer sus delitos, la creatividad con las que cometen hechos criminales lleva
a considerar aspectos no tomados en cuenta hace décadas. Otro factor a revisar
es la ausencia de políticas integrales de prevención en las cuales la
ciudadanía participe en el diseño, implementación y evaluación de estas medidas,
no como un mero espectador, sino como copartícipe, haciendo valer su derecho
constitucional y moral.
Luis Cedeño, Director de la Asociación Civil Paz Activa,
establece que “El triángulo del delito, donde sus tres vertientes: la victima,
el victimario y el entorno o lugar donde se desarrolle el delito, son factores
primordiales para que el delito se perpetué. El enfoque para que este triángulo
no se ejecute está en la prevención. No nos interesa que se roben el vehículo
para buscarlo luego, nos interesa evitar que se lo roben y esto se hace a
través de un análisis científico de estos tres factores y luego considerar cual
de ellos atacar”.
La mayoría de las personas piensan que su hogar es el lugar
mas seguro, y suelen creer que al estar allí dentro se encuentran resguardados,
pero la realidad es otra. Los robos a viviendas son muy frecuentes, y pueden
ocurrir en cualquier momento del día, tanto con la casa vacía, como con sus
habitantes adentro. Hay ciertas medidas de seguridad que se pueden tomar para
disminuir el riesgo de que la seguridad de su hogar sea violentada. Una tarea
fácil de aplicar y que no requiere una inversión de dinero es aplicar el
sentido común, tenemos que dejar de ser incrédulos y saber que el delincuente
está allí, acechando donde uno menos lo espera. Tener malicia al salir a la
calle y confrontar la serie de actividades de un ciudadano normal, pero tomando
las precauciones para no ser objeto de la delincuencia.
Aprender de lo que ocurre es una recomendación válida,
existen muchos casos conocidos, otros que se reflejan en los medios, narraciones
de amigos, vecinos, o en las redes sociales. Estas experiencias sirven para
configurar una enseñanza que es necesario compartir con hijos, familia y amigos
para tratar de no encontrarse en una situación de esta naturaleza. Exponerse
menos, evitar sitios donde pueden ocurrir hechos violentos como aquellos donde
se consume licor, salir a la calle sin ostentar prendas, sin mucho dinero en
efectivo, observar detenidamente en los alrededores al llegar a casa y dar
varias vueltas antes de estacionar su auto, son recomendaciones que de alguna
manera contribuyen a eliminar el foco u objetivo del delito.
Una tarea primordial en familia es la discusión sobre medidas
preventivas del delito, esta actividad se ha convertido en una necesidad y un
deber para los padres. Establecer protocolos de conducta de acuerdo al riesgo,
en el colegio, en el trabajo y sobre todo en horas nocturnas, deben acoplarse
en las conversaciones que se realizan en el hogar. Hay que conocer con quien
comparten sus hijos y los lugares que frecuentan.
Es recomendable evitar transitar por lugares con poco
alumbrado o poca afluencia de personas, difícil en ciudades con pésimo servicio
de alumbrado público, pero válida la medida. Los cuerpos de seguridad están
enfocados en atacar el problema una vez se comete y no en evitar que este
suceda. Los delincuentes desplazan sus delitos y sus modus operandi. En los
últimos años el hampa se ha vuelto más predadora, han bajado los delitos
menores y se han incrementados los más violentos. Se han reducido delitos como
el robo y el hurto, pero se ha elevado de manera exponencial el secuestro en el
país ya que este delito supone un ingreso sustancial de dinero para los malhechores.
Otra medida para que la sociedad participe en la prevención
del delito es la configuración de redes las cuales pueden ser establecidas con
otras comunidades, a través de las redes sociales, de mensajería de texto,
estableciendo alarmas que indiquen o espanten al delincuente cuando se tenga
sospecha o esté cometiendo un delito en el sector. El aprovechamiento de las
herramientas tecnológicas de la actualidad es primordial para el intercambio de
información que nos permita sentirnos más seguros.
En fin, son innumerables las medidas de prevención que como
sociedad se pueden implementar, tomar conciencia de que el problema existe y que
cobra a diario vidas y crea traumas difíciles de corregir, es fundamental si se
quieren reducir los altos índices de inseguridad que colocan a Venezuela como
uno de los países de mayor violencia, muy a pesar de no tener un conflicto
bélico, paradoja esta que nos lleva a reflexionar sobre la gravedad de la
situación y de lo que les espera a las generaciones futuras.
El peso de las sociedades en las democracias actuales tiene
que transformarse en una herramienta de cambio, el rol a jugar en los actuales
momentos de crisis social exige una reacción por parte de una sociedad que
parece inerte ante la arremetida de la violencia. No se puede convivir en una
sociedad con miedo, se tienen que tomar medidas urgentes y estas comienzan con
el establecimiento de estrategias de prevención del delito que permitan
disminuir considerablemente la exposición de los ciudadanos a ser objeto de la
acción del hampa. La prevención es una necesidad imperante en los actuales
tiempos ante la incapacidad de un Estado para atacar en forma integral el
complejo problema de la inseguridad y brindarle a la sociedad venezolana la
tranquilidad y seguridad que por derecho le pertenece.
muy muy bueno excelente quisiera tener toda la informacion para leerla y compartirla mi correo es pjmm12@gmail.com
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