martes, 29 de mayo de 2012
martes, 22 de mayo de 2012
La Comunidad Andina; un esquema de integración que se debate en un futuro incierto
Palabras claves: Integración,
Desarrollo, Mercado, Crecimiento Económico, Pobreza
Resumen: La
aparición en el mundo de nuevas ideas o modelos de integración representa para
los esquemas ya existentes un reto a enfrentar en la búsqueda de mejores
condiciones económicas y de soluciones integrales para combatir la pobreza y la
desigualdad social. El balance sobre la trayectoria de la Comunidad Andina de
Naciones requiere de un análisis de los factores externos e internos que han incidido
en los errores y aciertos de este esquema de integración regional.
Keywords: Integration, Development,
Market, Economic Growth, Poverty
Abstract: The
appearance on the world of new ideas and integration models, represents for
existing schemes to face a challenge in the search for better economic
conditions and solutions to combat poverty and social inequality. The balance
on the path of the Andean Community of Nations, requires an analysis of
external and internal factors that have influenced the successes and failures
of this model of regional integration.
Introducción:
La
salida de Venezuela en el 2006, considerada uno de los países líderes en el
esquema de integración denominado “Comunidad Andina”, abrió la compuerta a una
serie de conjeturas acerca del futuro de la organización. Las riquezas
naturales que representa Venezuela para la región, presume una pérdida de
mercados y productos para un proceso que ha tenido de sortear múltiples
obstáculos a lo largo de su trayectoria. Los errores voluntarios e
involuntarios de sus integrantes, han llevado a muchos políticos, economistas,
tecnócratas y empresarios, a reflexionar acerca del futuro de la Comunidad
Andina (CAN) en un mundo globalizado que
exige mejores y concretos resultados en sus procesos de integración.
La
aparición de nuevas ideas o propuestas de integración en Latinoamérica, supone
para la CAN un reto en sus expectativas de crecimiento económico y desarrollo
de sus pueblos, desafíos que debe enfrentar exponiendo resultados tangibles que
le permitan seguir fortaleciendo su sistema, así como concibiendo nuevos esquemas
con otros recientes y nacientes bloques de integración. De la capacidad y
voluntad para enfrentar los retos que presenta en este siglo XXI, dependerá la
supervivencia y legitimidad de este proceso de integración que a lo largo de su
historia se ha visto envuelto en éxitos y fracasos.
Décadas de tropiezos y aciertos
Hacer
un balance de la Comunidad Andina como proceso de integración regional, conlleva
a revisar las características y propósitos de este esquema puesto en práctica
el 26 de mayo de 1969 mediante la firma del Acuerdo de Cartagena por parte de
Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Chile.
El proyecto de estas naciones de
alcanzar un desarrollo integral, más equilibrado y autónomo mediante la
integración andina, sudamericana y latinoamericana, permitió conjugar esfuerzos
a fin de mejorar sus deficientes economías y mejorar las condiciones de sus
ciudadanos. Aunque durante las primeras décadas de funcionamiento de este
proceso, el enfoque de la organización se basó netamente en mejorar las condiciones
de crecimiento económico como prioridad para luego vislumbrar un desarrollo
social, ambas premisas han tenido que pasar por una serie de dificultades
propias de los procesos de integración en Latinoamérica.
Los primeros veinte años de la CAN
transcurren en ideas y mecanismos para organizar este instrumento de
integración, pero sin mostrar los resultados esperados. A finales de 1989
aspectos exógenos al sistema como la crisis mundial de los 80, cambios
tecnológicos, el redespliegue industrial, las aperturas de las economías y la
necesidad de mejorar la competitividad de las naciones, conciben para los
países miembros la necesidad de realizar una revisión exhaustiva sobre los
resultados mostrados y la visión de la Comunidad.
A principios de Diciembre de 1989
tras largas reuniones y deliberaciones, se firma la declaración de Galápagos,
documento que expresa la aspiración y pretensión de la CAN en cambiar la
estrategia de integración hasta ahora llevada y perfeccionar los mecanismos que
le permitan mejorar radicalmente los procedimientos internos y exponer
resultados concretos para el crecimiento económico de la región.
El cambio de la estrategia motivado
errores internos en el diseño y manejo de las políticas internas del esquema y
de los desaciertos y fracaso del modelo de sustitución de importaciones o
también llamado el regionalismo cerrado, llevó a la CAN a realizar un
diagnostico sobre la realidad económica y social y los resultados mostrados.
Este trabajo determinó un cambio de estrategia con miras a una integración
hacia afuera o regionalismo abierto lo cual permitió a la región abordar una
serie de transformaciones que llevaron a
finales de la década de los noventa a presentar resultados satisfactorios que vislumbraban
un futuro prometedor para la CAN.
Mejoras
en los esquemas económicos de la integración, estandarización de los aranceles
externos comunes (AEC), disciplina fiscal y monetaria, eliminación de regímenes
y licencias, liberación de la competencia así como la creación de mecanismos
decisorios, normativos, jurisdiccionales, de dirección y de ejecución de las
políticas de la organización, permitieron fortalecer el bloque de integración
con miras a los retos de finales del siglo XX.
Los
progresos de la Comunidad Andina de Naciones comenzaron a hacerse notorios en
el incremento de las exportaciones intracomunitarias las cuales pasaron de
1.034 millones US$ en 1989 a 5.333 US$ en 1998 lo cual representó un aumento de
4,1% a 13,8% en la importancia relativa de las exportaciones intracomunitarias.
A pesar de este progreso económico, estas cifras estaban aún distantes de los
resultados obtenidos por esquemas de integración similares en América tales
como el 24,8% del Mercado Común del Sur
(MERCOSUR), el 19,4% del Mercado Común Centro Americano (MCCA) y 48,5%
que presentaba el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Aún
así los procesos de transformación del esquema de integración continuaron su
rumbo a pesar de diferencias a lo interno como el caso de Perú y Bolivia que al
principio de las reformas, no optaron por el Arancel Externo Común, así como
divergencias políticas entre Ecuador y Perú que protagonizaron en 1981 y 1995 conflictos
bélicos que hicieron tambalear la integración andina.
Nuevo Siglo, nuevos retos
Las
dificultades que presentó el cambio de estrategia a finales de los ochenta,
representó para la Comunidad Andina de Naciones el cambio de parámetros y
condiciones de juego en el ajedrez económico mundial. La introducción de una
agenda social no considerada primordial en los propósitos de la organización,
conllevó de igual manera a mejorar la capacidad competitiva y la visión del
organismo.
Nuevas
áreas fueron expuestas; medio ambiente, gestión institucional, relaciones
externas unidas a las relaciones económicas y comerciales de la integración, como
instrumentos para mejorar la imagen y legitimidad de la organización que aún a
pesar del empuje dado, mantenía una serie de problemas internos y de amenazas
externas. Factores claves como la política agrícola, la estabilidad
macroeconómica de la región, la urgencia en la modernización de las aduanas y
de los sistemas administrativos así como el mejoramiento de la situación en sus
fronteras, son compromisos adquiridos que se mantienen en deuda a pesar de los
avances obtenidos.
La
poca cohesión dentro de la CAN se puede reflejar con la salida de Venezuela a
mediados del 2006 motivado a las negociaciones por parte de Perú y Colombia
para la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos de
Norteamérica. La salida de un socio prominente y principal como Venezuela,
impactó en las relaciones intracomunitarias del grupo. El regreso de Chile en
el 2006 como miembro observador después de su retiro en 1973, fue tomado como
un síntoma alentador para el esquema de integración.
A
mediados del mes de Abril del 2009 otro incidente desencadena fricciones entre
los países integrantes motivado al aumento de los aranceles y la limitación de
las importaciones de mas de 600 productos para paliar la crisis económica
mundial por parte de Ecuador. Estas desavenencias presagian un futuro incierto
para la organización.
Otro
de los retos a afrontar a comienzos del siglo XXI lo representa incursionar en
la consolidación de un Acuerdo de Libre Comercio (ALC) que les permitan mejorar
el crecimiento económico, diversificar sus exportaciones así como enfrentar nuevos
desafíos que le permitan integrarse interregionalmente con otros bloques de
integración y con miras a otros modelos de unificación económica. La propuesta
de avance en la profundización de una llamada integración integral como lo
expresa la nueva visión de la organización, permite avizorar nuevos enfoques
hacia la formación de la Unión Suramericana de Naciones.
Conclusión
Establecer
un balance de la gestión del la Comunidad Andina de Naciones no es tarea fácil
si se parte de la premisa y del enfoque que muchos de los intentos fallidos por
mejorar el crecimiento económico de la región se debieron a la falta de
voluntad política de sus líderes. Las constantes desaveniencias entre los
gobiernos centrales, recelos y ausencia de un compromiso serio de los miembros
de la organización, han incidido negativamente en los resultados económicos y
en la falta de legitimidad y seriedad del modelo de integración.
La
apertura hacia otros esquemas o modelos, representa la oportunidad de superar
décadas de tropiezos, retrocesos y aciertos en la búsqueda de mejorar el
crecimiento económico de la región así como influir en la disminución de los
índices de pobreza e inequidad que han repercutido en la imagen y credibilidad
de la CAN como proyecto de integración. A pesar de haber sostenido durante la última
década un crecimiento económico relativo, el mismo aún no logra rebasar la importancia relativa
de las exportaciones intrarregionales en comparación con otros bloques de integración
regional como el CARICOM, el MERCOSUR y el MCCA.
La
posibilidad del reingreso de Venezuela a este esquema de integración regional podría
reanimar planes y proyectos que permitan legitimarla dentro de una convulsionada
sociedad latinoamericana que exige mejores
condiciones de vida y no esquemas políticos que solo sirven de soporte para propósitos
de expansión ideológica.
El
esfuerzo puesto en la organización, la ejecución de mecanismos y estrategias de
integración puestos de manifiesto en casi 41 años de funcionamiento de la
Comunidad Andina, requiere no solo de la implementación de medidas macroeconómicas
sino del compromiso de los Estados miembros en consolidad un modelo que les
permita apostar en un futuro mejor como
bloque asi como afrontar un sistema mundial cada día mas exigente y de mayores dificultades en lo económico y en lo social.
Bibliografía:
Caballero, J. (2009 Abril 12) Comunidad
Andina de Naciones buscará superar crisis en reunión en Lima. El Universal, p A-18.
Comunidad Andina de Naciones (Página
web en línea). Disponible en: http://www.comunidadandina.org/
Gutiérrez, A. (1999) “LA COMUNIDAD ANDINA DE NACIONES: BALANCE Y
PERSPECTIVAS”. Revista Aldea Mundo. Universidad de Los Andes. Mérida,
Venezuela.
miércoles, 16 de mayo de 2012
jueves, 10 de mayo de 2012
lunes, 7 de mayo de 2012
El Desarrollo Endógeno y su postura ante las desigualdades sociales en América Latina. Un reto para las próximas generaciones
Palabras Claves: Desarrollo
Endógeno, Desigualdad, Pobreza, Política Social
Resumen:
La realidad social de los países
latinoamericanos a comienzos del siglo XXI, presenta incoherencias que se
reflejan en los altos índice de pobreza y desigualdad social muy a pesar de los
inmensos recursos naturales y de las potencialidades de la región. Los
mecanismos de desarrollo aplicados convergieron en experimentos y reproducciones
de modelos no adaptados a la realidad local. El desarrollo Endógeno como
herramienta para alcanzar las metas de desarrollo y satisfacer las necesidades
de los ciudadanos, enfrenta una serie de retos a vencer, entre ellos reducir
los altos índices de pobreza y la inequidad social presentes.
Keywords: Development Endogenous,
Inequality, Poverty, Social Policy
Abstract: The
social reality of Latin America in the early twenty-first century, presents
inconsistencies reflected in high levels of poverty and social inequality in
spite of the immense natural resources and potentialities of the region.
Applied developmental mechanisms views converged on model experiments and not adapted
to local realities. Endogenous development as a tool to achieve development
goals and meet the needs of citizens, faces a number of challenges to overcome,
including reducing the high rates of poverty and social inequity present.
Introducción:
La pobreza y la
desigualdad en América Latina y el Caribe (ALC) presentan dos aspectos en particular que deben ser
analizados: su persistencia a lo largo del tiempo y su multiplicidad de
dimensiones a pesar del crecimiento económico. Ante el fracaso de los modelos
de desarrollo del siglo XX, la región está en la búsqueda de soluciones a los
grandes problemas que la afectan y así alcanzar la calidad de vida que sus
ciudadanos por derecho se merecen.
El
Premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz, ex Vicepresidente del Banco Mundial,
ha sostenido que la experiencia latinoamericana sugiere que deberíamos
reexaminar, rehacer y ampliar los conocimientos sobre la economía del
desarrollo que son tomados como verdad (Stiglitz; 1998) y, más recientemente,
que “el desarrollo abarca no sólo recursos y capital sino una transformación de
la sociedad.” (Stiglitz; 2002).
Bajo
esta premisa los estudios y análisis del Desarrollo Endógeno pretenden
encontrar las dimensiones generales y particulares de cada nación que inciden
en que los estados latinoamericanos y del Caribe presenten cifras poco
anheladas en cuanto a pobreza y desigualdad social a fin de disminuir la gran
brecha que hace de estos fenómenos en el hemisferio un aspecto que requiere con
urgencia ser acometido.
El crecimiento económico y el desarrollo, una utopía.
El
crecimiento económico de América Latina y el Caribe ha sido notable en las
últimas décadas tal como se puede observar en los datos aportados por el
Programa de las Naciones para el Desarrollo (PNUD) en su Informe técnico elaborado a solicitud del gobierno de Colombia país organizador y
sede de la VI Cumbre de las Américas (2011).
A pesar de los datos alentadores que exhibe el
informe en cuanto a la capacidad de resistir la crisis económica global por
parte de muchos países latinoamericanos, de igual forma se presentan una serie
de interrogantes: ¿es realmente el crecimiento económico un eficaz instrumento
para la superación de la pobreza y la inequidad social generalizada en la
región? ¿Cuál es el impacto del crecimiento en países que ya poseen una larga
historia de elevada desigual y exclusión social? Desde hace más de una década
esta interrogante está presente en economistas, analistas, dirigentes sociales y
políticos que buscan incesantemente respuestas claras, objetivas y precisas. Los
cambios sociales y políticos ocurridos en la época reciente dan fe de la
preocupación de los ciudadanos en la búsqueda de empleo, calidad de vida,
disminución de la pobreza y de un fenómeno que ella genera y está haciendo
estragos en la sociedad como lo es la violencia.
El
escenario de desigualdad social parece ser un ambiente propicio no solo para
aquellas políticas de crecimiento económico nacionales puedan otorgar
resultados productivos sino también para generar los rendimientos crecientes
que permitan que la acumulación de capital cumpla con su rol de motor del
desarrollo endógeno. Un aspecto a considerar son los bajos niveles
educacionales que obstaculizan la expansión de las innovaciones, nuevas formas
productivas prácticas y flexibles y el desarrollo de una nueva
institucionalidad con mayores mecanismos de participación ciudadana. Estos tres
elementos conforman la clave para el desarrollo endógeno.
En
el contexto de elevada desigualdad social, Lustig, Arias y Rigolini (2002) enunciaron
que esta no solo tiene enormes
impactos sobre la sociedad sino que responde a profundas causas, enraizadas en la estructura y funcionamiento
de nuestras naciones. Las raíces que actúan directamente a través de la
desigualdad social o a la par de otros fenómenos sociales como el
analfabetismo, la corrupción y la ideología, generan nuevas formas de exclusión
social y van dejando estrechos márgenes de libertad a cualquier proyecto de desarrollo
endógeno.
La
desigualdad social y la pobreza en Latinoamérica producen de igual forma una
percepción negativa hacia las políticas
económicas y la pérdida de apoyo político hacia los gobiernos, sirviendo de
plataforma para proyectos casi extintos
en el mundo como las dictaduras y alentando modelos populistas, clientelistas y
paternalistas. De igual esta inequidad incrementa la desconfianza al interior
de los grupos sociales y reduce la formación de capital social y la operación
en redes, primordial para el desarrollo local.
Las políticas sociales como herramientas primordiales
Otro
aspecto a considerar en la lucha contra la desigualdad y la pobreza lo
constituyen las políticas sociales implementadas por las naciones, los
promedios de inversión del PIB en programas sociales son satisfactorios en
América Latina y el Caribe (ALC), ¿Qué ocurre entonces? ¿Por qué estos planes
no inciden claramente en la reducción de la pobreza y desigualdad?. Para Joan
Prats, “no se lucha eficazmente contra la desigualdad sólo con las políticas
sociales. La superación de las desigualdades sociales afecta al conjunto de las
políticas públicas, pero sobre todo exige la alteración de los equilibrios de
poder y de las reglas del juego entre los diferentes actores sociales, es
decir, la reforma institucional” (Prats;2004).
En
el análisis de la desigualdad social nos encontramos que está caracterizada por
dimensiones éticas que impactan sobre la legitimidad en la democracia y la
gobernabilidad. Los altos índices de abstención en los procesos electorales de
Latinoamérica y la poca participación de la ciudadanía en el diseño e
implementación de las políticas públicas, muestran una tendencia poco favorable
a la solución de los problemas públicos. La búsqueda de la equidad en la
distribución de los ingresos e inversiones constituye un enorme reto para los
gobernantes que deseen sustentar su legitimidad en resultados y no en promesas
mesiánicas.
Tal
realidad contrasta con lo expresado por Prats (2004) al afirmar que “en América
Latina la desigualdad no es la consecuencia sino la causa de las imperfecciones
de la democracia, de los mercados, del estado de derecho, de la eficacia del
Estado así como de la extremada polarización social y política. Si su reducción
progresiva no se pone como prioridad de la agenda de desarrollo nuevas
frustraciones acompañarán sin duda a los nuevos programas que se propongan”
Conclusiones:
A partir de la introducción del modelo de Desarrollo Endógeno en
Latinoamérica a finales de la década pasada, la región ha emprendido nuevos
objetivos, impulsándose una agenda multisectorial para promover la reducción de
la pobreza, y el desarrollo sostenible. Por ello es imprescindible orientar
todos los esfuerzos en la consecución de estos objetivos, planteándose relanzar
esta agenda de desarrollo con una visión prospectiva, fijándose metas claras y
objetivas sobre aquellas dimensiones particulares que tienen impacto en el
desarrollo de los países.
América latina y el Caribe requieren
de políticas públicas coherentes, efectivas y sustentables fiscalmente que deben
ser herramientas para atender los que deben ser objetivos medulares en las
agendas de los gobiernos; reducir la pobreza y la desigualdad con una noción
multidimensional, es decir tomando en cuenta la educación como instrumento
principal y reafirmando una reforma institucional que permitan adaptarse a las
realidades y necesidades de cada país o localidad.
Por último las políticas sociales deben enfocarse en dos objetivos
definidos: la justa distribución en la cobertura y su sostenibilidad en el
tiempo. El logro de estas metas favorecerá sin duda a crear sociedades
estables, cultas, conectadas y promotoras del crecimiento económico y del
desarrollo endógeno y local.
Referencias bibliográficas:
VERGARA, P
(2004) ¿Es posible el Desarrollo Endógeno en territorios pobres y socialmente
desiguales?. Ciencia Sociales Online, revista electrónica. Universidad Viña del
Mar, Chile.
Documento técnico elaborado por el PROGRAMA DE
NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO (PNUD) A solicitud del Gobierno de Colombia País
Organizador y Sede de la VI CUMBRE DE LAS AMERICAS. (2011)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)